Al embarcar en un gran superyate después de un trasladado de un continente a otro, nuestro informante dio prioridad a las comprobaciones de seguridad. Descubrieron que ambas balsas salvavidas necesitaban instalarse correctamente y estaban mal etiquetadas, con unidades de liberación hidrostática (HRU) ilegibles. Una de las balsas salvavidas tenía un cabo incorrectamente sujeto a la cuna en lugar de a la HRU, mientras que la de la otra balsa salvavidas no estaba sujeta a ningún punto fijo.
Buscando un remedio inmediato, el reportero envió las balsas a un fabricante cercano para su revisión anual. El fabricante detectó serias deficiencias, entre ellas unos flejes demasiado grandes que podrían dificultar la apertura del contenedor de la balsa salvavidas.
Durante una prueba de inflado presenciada por el manager del yate y la tripulación de cubierta, ambas balsas mostraron problemas alarmantes: infiltración de agua, moho, corrosión de algunos accesorios y percutores de cilindros de gas desconectados. Los conductos de gas de alta presión corroídos comprometían aún más la seguridad, hasta el punto de que uno de ellos falló durante la prueba y emitió CO2 al taller.
Estos hallazgos evidenciaron el mal estado de las balsas, con bengalas caducadas y equipos de seguridad sin protección, lo que habría supuesto graves riesgos en caso de emergencia.
La nueva dirección ha llevado a cabo un riguroso régimen de inspecciones para garantizar que la seguridad del buque se ha puesto a punto.
Las balsas salvavidas son dispositivos esenciales para salvar vidas y deben recibir un mantenimiento adecuado. La empresa de servicios responsable de este mantenimiento debe ser siempre acreditada y aprobada. Lamentablemente, no se había realizado ningún mantenimiento, y las inspecciones -tanto internas como por parte de la administración de la bandera y PSC- no habían identificado los problemas. Además, los miembros de la tripulación desconocían el estado de las balsas salvavidas, sus unidades de liberación hidrostática o sus puntos de sujeción. Esto pone de manifiesto una grave falta de cultura de seguridad en la empresa, que dejó a la tripulación con un equipo que no funcionaría en caso de emergencia.
Es una práctica excelente, como demostró nuestro informante, presenciar el inflado de las balsas salvavidas durante el mantenimiento por parte de la empresa designada. De este modo se garantiza el cumplimiento de las normas de mantenimiento y se asegura a la tripulación que las balsas salvavidas funcionarán correctamente cuando sea necesario. El informante es digno de elogio por haber dado prioridad a la seguridad al incorporarse al buque. Se ha contactado con el Estado de abanderamiento para advertirles de la mala calidad de las inspecciones.
Capacidad- La incapacidad para reconocer una situación insegura con las balsas salvavidas destaca la falta de conocimientos y experiencia de la tripulación a todos los niveles. Durante las inspecciones de seguridad de su buque, ¿participa usted en el proceso de inspección? Durante los ejercicios de seguridad, ¿se le explican los dispositivos de supervivencia (LSA)? ¿Conoce el método correcto para asegurar las unidades de liberación hidrostática de las balsas salvavidas?
Cultura- ¿Cree que a la empresa que le emplea como tripulante a bordo verdaderamente le importa su seguridad?
Alerta– El informante ha dado un paso más allá para poner de relieve las deficientes condiciones de seguridad del buque. Estas acciones han dado lugar a un cambio positivo en las prácticas de seguridad.