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Marítimo
“Somos un gran yate de vela navegando a motor, en rumbo suroeste a 9 nudos y aproximadamente a 1.5 millas náuticas de un paso estrecho. Observé el ferry navegando casi hacia el norte, claramente visible, mostrando su proa de estribor. La visibilidad era muy buena, ambos radares estaban operativos y había vigía en el puente.
El punto de aproximación más cercano (CPA) generaba preocupación, y era claramente una situación de cruce (Regla 15 del RIPA (COLREG)).
En esta situación, mi embarcación era la que debía mantener rumbo y velocidad, como confirmó el vigía. Mantuve mi rumbo y velocidad. Esperaba que el ferry girara ligeramente a estribor (unos 10–15 grados), ya que había suficiente espacio en el mar y no había tráfico próximo, y el ferry ya había salido del paso estrecho, por lo que no había restricciones de profundidad. Entonces, ambas embarcaciones habrían pasado babor con babor.
El ferry mantuvo su rumbo y velocidad, cruzando por delante de mi proa a una distancia de menos de 2 cables. Luego pasamos por estribor, lo suficientemente cerca (unos 70 metros) como para ver claramente al capitán/vigía en el puente, quien hizo gestos indicando que yo estaba equivocado, lo cual me sorprendió, ya que no había duda sobre la situación ni sobre qué embarcación debía tomar acción.
Aunque los ferries operan en rutas regulares, aún deben cumplir con el RIPA (COLREG). Esta situación potencialmente peligrosa podría haberse evitado con una mejor aplicación de las reglas.”
CHIRP se puso en contacto con el capitán del yate a motor para aclarar y obtener información adicional.
El relato sugiere que ambas embarcaciones no siguieron correctamente las reglas pertinentes (2, 7, 8, 16 y 17) del COLREG, lo que llevó a una situación de proximidad. Un sesgo de expectativas pudo haber influido en sus acciones, ya que el ferry asumió que el gran yate a motor cedería el paso, lo cual a veces ocurre en aguas costeras concurridas.
Otro factor pudo haber sido la presión comercial. Los horarios ajustados y los cruces repetitivos pueden influir sutilmente en las decisiones, llevando a los marinos a priorizar la eficiencia sobre el cumplimiento. Sin embargo, pasar a solo 70 metros es claramente peligroso, independientemente del tipo de embarcación o la familiaridad con la ruta.
Este evento sirve como recordatorio de que el RIPA (COLREG) existe para eliminar la incertidumbre. Esperar que otras embarcaciones se desvíen de las reglas introduce un riesgo
innecesario. Cuestionar suposiciones y mantener la conciencia situacional son fundamentales, al igual que la comunicación temprana y clara; una señal o ráfaga de cinco destellos de luz o sonidos cortos puede romper la cadena de malentendidos antes de que se convierta en peligro.
Para los operadores de ferries, también hay una lección organizativa esencial. Las empresas que operan con horarios ajustados deben asegurarse de que la gerencia revise regularmente los planes de navegación, ya sea mediante visitas de gerencia o auditorías de navegación independientes, para confirmar que las prácticas en el puente siguen cumpliendo con el RIPA (COLREG). Fomentar que las tripulaciones informen y discutan incidentes cercanos de forma abierta y sin culpas ayuda a identificar patrones y reforzar comportamientos seguros antes de que ocurran incidentes.
Aunque ambas embarcaciones tenían obligaciones claras de actuar para evitar una colisión, este caso refuerza una verdad simple: tener razón no es lo mismo que estar seguro y cumplir con las normas.
Prácticas locales – La falta de maniobra del ferry refleja una práctica local posiblemente arraigada de priorizar rutas y horarios sobre protocolos seguros de cruce.
Comunicación – No hubo llamada por VHF ni intercambio de señales, incluso cuando las intenciones eran poco claras, lo que indica una ruptura en la comunicación efectiva.
Conciencia situacional – Detección visual nula, incorrecta o tardía: el cruce cercano sugiere que el ferry no evaluó adecuadamente la trayectoria del yate a tiempo. Aunque los radares estaban operativos, el cruce inminente no fue detectado ni abordado con suficiente antelación.
Complacencia – La familiaridad con el tráfico de rutas regulares puede haber llevado a subestimar el riesgo, suponiendo que no habría desviaciones ni peligros, y sin cuestionar el escenario de cruce.
Alerta – A pesar de la clara expectativa del yate de pasar por babor, no hubo señal ni advertencia al ferry indicando preocupación, ni verificación cruzada ni expresión de alerta.
Presión – Las presiones operativas, como mantener los horarios, podrían haber influido en la toma de decisiones de la tripulación del ferry; la falta de personal o una gestión inadecuada de la carga de trabajo también pudo haber contribuido.
Conclusiones clave
Legisladores: Detecten los patrones, llenen los espacios vacíos, hagan cumplir el RIPA (COLREG). Monitoreen los incidentes recurrentes de proximidad que involucren ferries programados y otras embarcaciones. Apliquen marcos de factores humanos (MGN 520 Deadly Dozen, taxonomía SHIELD) para identificar problemas sistémicos. Refuercen la supervisión para ocuparse de atajos o hábitos locales que socavan el cumplimiento del RIPA, y promuevan una orientación más clara sobre el uso proactivo del VHF y la gestión del equipo de puente en aguas congestionadas.
Gerentes: La cultura y la formación deben prevalecer sobre la presión del horario. Aseguren que los equipos de puente estén plenamente habilitados para seguir el RIPA, incluso bajo presión de tiempo o en rutas familiares. Fomenten una cultura que valore el cuestionamiento y la comunicación abierta. Refuercen que las decisiones de seguridad estén respaldadas, incluso cuando retrasan los horarios.
Marinos: No suponga, verifique, comunique y actúe con antelación. Utilize todas las herramientas disponibles —radar, AIS y observación visual— para confirmar las intenciones de otras embarcaciones. Si hay dudas, aclárelas por VHF antes de que la situación se agrave. Nunca confíe en lo que “debería” ocurrir; anticipe, cuestione y actúe pronto para mantenerse alejado y seguro.