El oficial de atraque del puerto estaba atendiendo el atraque de un gran portacontenedores cuando recibió un mensaje de radio del equipo de amarre para que se dirigiera rápidamente a la popa para investigar un grave incidente durante las operaciones de amarre.
La lancha de amarre de popa estaba situada en la popa del portacontenedor, esperando que se les bajara el tercer cabo. En lugar de ello, los dos cabos que se habían bajado a tierra y estaban sujetos a los bolardos fueron aflojados por el equipo de amarre de popa y arrojados al agua. La lancha trató de alejarse de los cabos para no enredarse. Cuando la lancha estaba casi despejada, el barco volvió a levantar los dos cabos, sólo para atrapar la lancha de amarre, sacándola del agua y aplastándola contra la parte inferior de los finos de popa del barco. Los dos tripulantes de la lancha consideraron la posibilidad de abandonar la embarcación, ya que los prolongados gritos y el sonido de su bocina no conseguían llamar la atención de la tripulación. Finalmente, la tripulación del barco tras el amarre se dio cuenta de lo ocurrido y aflojó los cabos. Aparte de que la tripulación de la embarcación se vio gravemente sacudida por el incidente, no se produjeron lesiones en la tripulación, pero sí algunos daños en la embarcación de amarre.
Este es un caso evidente de falta de comunicación durante una fase crítica de la operación de amarre.
Los barcos suelen lascar gradualmente los cabos para quitarles el peso antes de transferirlos a los cabirones de trabajo. El método más seguro es hacerlo sólo después de que todos los cabos estén en tierra, y luego moverlos de uno en uno, de modo que los cabos y el buque siempre estén bajo control. CHIRP se pregunta si había una presión real o percibida sobre el grupo de amarradores para que tomaran un atajo tan peligroso.
Conciencia de la situación – Aunque las lanchas u otras embarcaciones, como los remolcadores, a menudo facilitan el manejo de los cabos, esto complica la tarea del oficial a cargo del amarre porque debe mantener simultáneamente la conciencia de lo que está sucediendo a bordo y fuera del buque. Es raro que un buque tenga suficiente tripulación para dedicar una persona a cada una de estas tareas, aunque eso sería lo ideal. En su lugar, se debe tener un cuidado adicional cuando se trabaje en los cabos con embarcaciones cercanas.
Presión – Las operaciones de amarre nunca deben ser apresuradas. El capitán y el práctico deben tener cuidado de comunicarse a tiempo con los equipos de amarre para asegurarse de que cada orden se lleva a cabo con cuidado y sin prisas.
Distracciones – El equipo de amarre se distrajo al no escuchar la alerta de la tripulación de la embarcación de amarre cuando estaba atrapada contra el casco del barco. Mantenerse alerta durante las operaciones de amarre es vital, dada la naturaleza cambiante del movimiento del barco y la tensión en las líneas de amarre.