Mientras el buque estaba atracado en nuestra terminal, la mar de fondo con olas de periodo largo y baja amplitud provocaban que un granelero de gran tamaño se balanceara y diera guiñadas. Ese movimiento provocó que el filo del rodillo de la guía pasacabo serrara uno de los esprines de proa. Por suerte, la tripulación lo detectó antes de que se cortara totalmente y pudieron reemplazar el cabo antes de que partiera.
La respuesta de la tripulación a una situación potencialmente peligrosa fue encomiable; su nivel de alerta y su acción inmediata evitaron que las amarras partieran y las posibles complicaciones posteriores.
CHIRP se pregunta si el agente del fletador evaluó la idoneidad del atraque dadas las condiciones meteorológicas reinantes en ese momento. Las reclamaciones por un atraque inadecuado van contra el fletador, no contra el armador, por lo que deberían tener un agente local para cerciorarse de que el atraque era adecuado y plantear sus dudas al operador de la terminal.
El diseño del bloque sobre el que el par de rodillos de la guía va montado necesita una revisión. Los bordes angulados actuan como una cuchilla en los cabos con tensión. Se recuerda a los ingenieros navales que se deben considerar esos bordes durante la fase de diseño de un nuevo buque. La eliminación de tales riesgos disminuyen significativamente las posibilidades de que los cabos se desgasten o partan durante el periodo de vida del buque. La “Guía del Equipo para el Amarre” del Foro Marítimo Internacional de Compañías Petroleras ( OCIMF’s Mooring Equipment Guidelines (MEG4)[1] ) ofrece más orientación sobre el diseño y construcción del sistema de amarre.
Un equipo de amarre convenientemente instalado es no sólo esencial para la seguridad de la tripulación sino también para la integridad estructural del barco. Los riesgos que se asocian con un equipo de amarre deficientemente instalado -incluyendo daños personales, muertes, daños materiales e incremento de costes- se pueden minimizar eficazmente dándole la importancia necesaria al diseño del equipo de amarre y a la calidad de su construcción.
Los armadores de los buques son responsables de su mantenimiento en la mayoría de casos y deben asegurarse de que esos riesgos ocultos se eliminan tan pronto como sea posible o, como muy tarde, durante el siguiente periodo de mantenimiento del buque.
[1] https://www.ocimf.org/publications/books/mooring-equipment-guidelines-meg4
Comunicaciones- ¿Se comunican esos defectos en el diseño a los ingenieros navales para asegurar que futuros barcos habrán eliminado esos riesgos?
Adecuación- ¿Era el amarre adecuado para las condiciones meteorológicas imperantes? ¿confirmó el agente local del fletador que así era? ¿habían planteado sus dudas al operador de la terminal?
Trabajo en equipo- este reporte es un buen ejemplo de supervisión eficaz por parte de la tripulación del buque.
Diseño- los ingenieros navales deberían evitar bordes afilados en lugares en los que trabajarán los cabos. Tripulaciones: ¿su buque tiene ese problema? Si es así – ¡comuníquelo!