Mientras el buque estaba fondeado, el jefe de máquinas estaba haciendo trabajos de mantenimiento en la cubierta del castillo de proa, reforzando el calzo de proa estribor mediante soldadura. Véanse las fotos debajo.
Durante esta actividad, sufrió una herida cuando un fragmento de metal se le incrustó en el ojo. Tres días más tarde, el jefe de máquinas reportó el accidente al capitán, quejándose de dolor e irritación en el ojo. Afortunadamente, el buque estaba cerca de puerto y se le llevó a tierra para recibir tratamiento médico. Un oftalmólogo retiró el cuerpo extraño y pudo regresar a bordo listo para el trabajo.
El suceso ocurrió durante el día, en horario regular de trabajo y el jefe de máquinas había descansado adecuadamente antes del comienzo de la actividad. La tarea se llevó a cabo como estaba planificada y se habían cumplimentado los permisos de trabajo y la evaluación de riesgos.
El tiempo era brisa suave y marejada. Sin embargo, según el reporte del buque, durante el trabajo repentinamente hubo rachas de viento que produjeron fuertes corrientes de aire.
Según la declaración del jefe de máquinas, llevaba protección ocular cuando comenzó el trabajo. Pero, como el trabajo se desarrollaba en un espacio estrecho, se quitó las gafas de protección más tarde.
El castillo de proa es particularmente propicio para que haya corrientes de aire y la protección ocular nunca se debe quitar hasta que la tarea ha finalizado.
Es bien sabido que muchas gafas de protección se empañan, dificultando la visión del trabajador. Algunas gafas de baja calidad pueden resultar incómodas de llevar, de manera que la tentación de quitarlas es grande. Si eso sucede, hay que parar el trabajo, limpiar o ajustar las gafas pero nunca quitárselas mientras se está trabajando.
Sólo tenemos un par de ojos y se debe hacer todo lo posible para protegerlos.
Pensamientos comunes – No las necesito; sólo será un momento; no hay problema, estaré bien; las gafas son incómodas; utilizaré mis gafas de sol. ¿Suena familiar?
Conciencia situacional – El lugar donde se desarrollaba el trabajo puede ser imprevisible dadas las corrientes de aire que pueden crear el riesgo de proyección de partículas mientras se lija y se suelda. Aunque puede haber poco o ningún viento al empezar el trabajo, eso puede cambiar rápido al bornear el barco por efecto de la marea y afectar el viento al área de trabajo.
La amoladora también presenta riesgos importantes y siempre debe de contar con protección. El disco de amolar que aparece en el reporte no tiene cubierta y no debería de haberse usado.
Alertar – El jefe de máquinas estaba haciendo él mismo el trabajo y no se le cuestionó. ¿La cultura de seguridad de la compañía es lo suficientemente consistente para cuestionar/ alertar al jefe de que el disco no era seguro y no se debería de usar y que las gafas se deben llevar puestas siempre para prevenir el impacto de partículas en la cara y los ojos?
Exceso de confianza (autocomplacencia) – El jefe de máquinas es habitualmente un oficial experimentado. ¿Fue ese exceso de confianza causa de la herida? Le llevó tres días informar de que le dolía el ojo. La demora en acudir a un oftalmólogo a menudo puede tener consecuencias graves.
Sólo tenemos un par de ojos y debemos hacer todo lo posible para protegerlos